Fracaso
del Universalismo
La secularización y
el liberalismo abren la sociedad europea a los judíos como iguales. Las escuelas, la política, las profesiones
liberales y además les entregan a los judíos la ciudadanía pero aun cuando esta
fue una decisión liberal y honesta y muy razonable, no tuvo en cuenta la
identidad.
Las escuelas del
estado y las universidades trabajaban los sábados. No tenían disponibilidad de comida kasher.
Profesionalmente los socios gentiles no aprobaban ni aceptaban el no trabajo en
Shabat y las festividades.
Estos problemas de
identidad estaban en contravia con el liberalismo y la tolerancia.
Ser judío ahora,
era ser diferente en la igualdad.
El judío moderno
educado y secular se encontró con dificultades para relacionarse con la
sociedad no judía aunque tuviera los principios universalistas (corriente del
estado universal o sea romper todas las barreras que separan a los pueblos y
crear una nación que los una – se basa en la idea de que todos los hombres son
iguales y libres por nacimiento y donde todos somos hermanos.
La sociedad gentil
le pedía su idioma, su etnicidad e historia común. Ningún judío había querido entrar en la
sociedad cristiana pero ahora la sociedad era universal, la sociedad lo consideraria
como alemán, Frances o español??
El judío emancipado
podía estar más integrado que el judío medieval pero aun así no logra
acomodarse en la pirámide social del país que lo recibe.
El judío se acomoda
en la clase artesanal e intelectual, casi nula en la campesinada e inexistente
en la aristocracia.
A fines del siglo
XVIII lo universal crea una base neutral a la cual se entregan miembros de
diferentes religiones y a pesar de que exigía un rompimiento con su situación
original, se negaba el modo de vida judío tradicional en la sociedad de la
cultura gentil
La neutralización
entre judíos y no judíos produjo la asimilación de muchos judíos a la sociedad
cristiana. Debieron elegir entre
mantener lazos con su comunidad o convertirse al cristianismo.
Aunque muchos
olvidaron de su judaísmo pero aun así no les fue fácil integrarse a la sociedad
cristiana y aquellos que si lo hicieron fueron aceptados por su poder económico.
Los menos ricos y
los pobres (especialmente los que su aspecto y forma de hablar demostraba su
origen judío) no fueron aceptados en grupos neutrales del mundo cristiano.
Nacionalismo y
Romanticismo
El nacionalismo
moderno proclamaba la soberanía del pueblo y exaltaba los valores patrióticos,
la cultura y el idioma.
Los símbolos que se
usaron para despertar el amor patrio eran:
La Bandera
El himno nacional
El traje nacional
Las fiestas
nacionales
Al igual que el
nacionalismo surge un movimiento ideológico: El romanticismo
Sus manifestaciones
están en la música, la filosofía, el arte, la literatura. Era el triunfo del sentimiento y de la pasión
sobre la razón.
El romanticismo
mostró varios judíos que sobresalieron
en pintura:
Camille Pissaro en
Francia
Josef Israels en Holanda
Modigliani y
Chagall
En música
Felix Mendelsson
Gustav Malher
Científicos como
Sigmund Freud y en muchos otros campos
El nacionalismo
presiono las comunidades judías a participar mas y en un principio las convicciones religiosas
se relegaron pero debido a la lentitud
de este proceso de asimilación judía y muy resentidos por los progresos
económicos de los judíos se crea una intolerancia hacia ellos y a pesar de su
incorporación al nacionalismo van a ser siempre tildados de extranjeros.
Fueron entonces
excluidos de la parte política y acusados de dominar la vida cultural corrompiendo
la conciencia nacional.
En algunas
ocasiones el nacionalismo se acompañó de sentimientos antisemitas y esta
dificultad de relacionarse con los judíos nos lleva a una terminología que
describe esta situación de los judíos como “ La Cuestión judía” y esto
despertará algunos debates sobre cuál Serra el lugar que les corresponde ocupar
a los judíos en el estado y la sociedad.
Dentro del
Universalismo el judío es acusado de particularista y por eso es rechazado
Dentro del
nacionalismo el judío es universalista pero impide la consolidación de lo
nacional y lo particular.
Así es entonces
como los judíos no logran pegarse a los procesos que se dan en Europa entre el
siglo XVIII y XIX